LAMENTACIONES DE UN PREPUCIO

LAMENTACIONES DE UN PREPUCIO

AUSLANDER SHALOM

21,00 €
IVA incluido
Editorial:
BLACKIE BOOKS
Año de edición:
2016
Materia
Narrativa extranjera o traducida
ISBN:
978-84-16290-80-2
Páginas:
302
Encuadernación:
Tela
Colección:
BLACKIE BOOKS

Disponibilidad:

  • LIBRERÍAS PICASSO - ALMERÍAEn stock
  • LIBRERÍAS PICASSO - GRANADAEn stock
21,00 €
IVA incluido
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Vale, Dios no dice nada cuando Le hablan, asunto a partir del cual se han escrito pliegos interminables, pero no por eso es menos vengativo y cruel. Lógicamente, el mayor conspirador de la historia actúa en silencio, y de Él no hay manera de escapar, como bien sabe cualquier paranoico de orientación pesimista (alguien que ha entendido la situación y no temería lo peor si no esperase algo mejor).



Estamos hablando de Shalom Auslander, educado en la ortodoxia judía, de la cual se desvió primero a través de la pornografía y la comida no kosher, la marihuana, el hurto y la masturbación compulsiva, y luego a través de una vida que podríamos llamar laica. Y que viene a ser lo mismo, porque el autor sigue creyendo -es decir, temiendo- de modo «agobiante, incurable, miserable». Por eso, ahora que su hijo está por nacer, no sabe si hacerle cortar el prepucio según ordena la tradición o esperar algo peor que la muerte, una tortura más lenta, dolorosa y, sobre todo, divertida a los ojos de Dios.

Más allá de la anécdota, este memoir (pues no hay aquí más ficción que en la Biblia, aunque tanto castigo parezca mentira) da cuenta de una rebelión inevitable y al mismo tiempo inútil. Estas Lamentaciones meditan, pues, sobre la identidad. ¿Soberanía y sujeción a partes iguales? Nadie responde.



Si usted no se ríe con el sufrimiento del autor, le devolvemos el dinero. (Los calificativos «hilarante» aunque «triste», «subversivo» e «iconoclasta» pero «piadoso», «conmovedor» y sobre todo «genial» se repiten casi como una plegaria en los muchos elogios de la crítica, junto a las comparaciones con Philip Roth, que no son odiosas porque Auslander incluso sale ganando, Sedaris, Eggers y Woody Allen). Pero, si sólo se ríe y no padece y se maravilla y empieza a temer un castigo desproporcionado a su complicidad en la lectura de esta blasfemia, le recomendamos que vuelva a comprarla como se compra a veces, ingenuamente, el perdón.

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