OBRAS COMPLETAS EN PROSA VOL IV TOMO I

OBRAS COMPLETAS EN PROSA VOL IV TOMO I

QUEVEDO FRANCISCO DE

55,00 €
IVA incluido
Editorial:
CASTALIA, EDITORIAL
Año de edición:
2010
Materia
Narrativa española e hispanoamericana
ISBN:
978-84-9740-276-7
Páginas:
528
Encuadernación:
Tela
Colección:
BIBLIOTECA DE ERUDICION Y CRITICA

Disponibilidad:

  • LIBRERÍAS PICASSO - ALMERÍADisponible en 1 semana
  • LIBRERÍAS PICASSO - GRANADADisponible en 1 semana
55,00 €
IVA incluido
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La primera edición de toda la obra en prosa de Francisco de Quevedo la llevó a cabo Aureliano Fernández-Guerra entre 1852 y 1859. Bastantes títulos de Quevedo se siguen citando por esa colección, a falta de mejores y más actualizadas versiones, aunque los criterios ecdóticos de Fernández-Guerra resultan precarios desde el punto de vista de la crítica textual contemporánea, ya que el primer quevedista no tuvo oportunidad de manejar numerosas ediciones, manuscritos y documentos que se han ido descubriendo en el último siglo y medio. Intentaron continuar su labor Luis Astrana Marín y Felicidad Buendía. Aportaron innovaciones que sería injusto desconocer, pero sus respectivas ediciones son de limitada utilidad, al carecer de aparato erudito y notas explicativas. En algunos aspectos, incluso, suponen un retroceso con relación al trabajo de Fernández-Guerra.


Tal deficiencia sólo podía salvarse por medio de unas OBRAS COMPLETAS. Éstas deben presentar los escritos de Quevedo bajo un formato uniforme en lo que se refiere a ortografía, puntuación, manejo de fuentes primarias, criterios de edición, anotación y acompañamiento de índices. Una labor así, hoy en día, no puede repetir el solitario modo de trabajar de Fernández-Guerra, Astrana Marín o Felicidad Buendía, propio de otra época y mentalidad. La edición rigurosa de una producción tan amplia y variada como la de Quevedo supera la capacidad de una persona y la duración temporal de una existencia. Sólo un equipo de especialistas puede llevar a cabo tal labor. Ése es el propósito de esta edición dirigida por Alfonso Rey y que recoge el trabajo de los siguientes quevedistas: Mª José Alonso Veloso. Ignacio Arellano. Mª Soledad Arredondo. Antonio Azaustre. Manuel Ángel Candelas. Rodrigo Cacho. Francis Cerdan. James O. Crosby. Eva Díaz. Dolores Fernández López. Celsa Carmen García Valdés. Beatriz González. Carmen Isasi. Pablo Jauralde. Sagrario López Poza. Miguel Marañón. Valentina Nider. Carmen Peraita. Isabel Pérez Cuenca. Fernando Plata. Alfonso Rey. Josette Riandière. Fernando Rodríguez-Gallego. Victoriano Roncero. Mercedes Sánchez. Lía Schwartz. Manuel Urí. Carlos Vaíllo.





Esta obra está coeditada con la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales





MÁS INFORMACIÓN:





A diferencia de Lope, Cervantes, Góngora o Calderón, Quevedo escribió numerosas obras de carácter teórico, asemejándose en este aspecto a humanistas polifacéticos como Erasmo, fray Luis de León o Lipsio. [...] Quevedo perteneció a una época en la cual la reflexión ética impregnaba diversos campos del saber, entre ellos el que hoy denominamos literatura. Su quehacer artístico es, fundamentalmente, el de un moralista cuyos intereses se extienden por numerosas facetas de la actividad humana, lo cual explica su predilección por modalidades satíricas y didácticas, es decir, aquellas que, de un modo u otro, permiten enjuiciar el comportamiento de los hombres. [...] En los tratados morales de Quevedo debemos valorar, ante todo, el esfuerzo por encontrar una comprensión del hombre, la búsqueda intelectual de quien tanteó las humanidades del siglo XVII para, entre otros objetivos, explicarse a sí mismo. Sin esa inquietud no habrían nacido los relatos y poemas que los lectores admiran desde hace siglos.


[Fragmentos de la Introducción a este volumen]





SECRETOS DE LA VERDAD


[...]


El que dijo "lascivos son mis escritos pero mi vida buena" más desvergonzado fue en asegurar esto de sí que en escribir lo que escribió, pues sabemos que de la abundancia del corazón habla la boca. A mucho se atrevió en querernos persuadir que era otro de lo que sus palabras decían, y fió demasiado de la cortesía ajena, pues quiso que creyesen que no fue malo en escribir lo malo, entendello, dallo a entender, y aun a imitar, haciendo sabrosas a la memoria cosas desconocidas para naturaleza, que aun sin delito no se pueden imaginar. Yo, al revés, malo y lascivo, escribo cosas honestas y lo que más siento es que han de perder por mí su crédito, y que la mala opinión que yo tengo merecida ha de hacer sospechosos mis escritos. Ya saben mis amigos que, mientras lo fueren, han de tener en mí qué defender y amparar, y no me deben poco en ocasionarlos a mostrar quilates de amistad verdadera, cuando serán recibidos del mundo que hoy vivimos por milagros. Vuestra merced vea algunos ratos, y con atención, esto, que tiene novedad y podría ser de algún provecho, que lo que para mí tiene alguna estima es saber a la libertad de las academias antiguas, parecer algo a Epiteto -bien que puede servir de introdución a su Manual91- y seguir el parecer de los estoicos en cuanto da lugar la fe cristiana. Viva vuestra merced, etc., en la Torre de Juan Abad, a 12 de noviembre de 1612.


Don Francisco Gómez de Quevedo y Villegas


[en Doctrina moral del conocimiento propio y desengaño de las cosas ajenas]

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