ORSON WELLES

ORSON WELLES

ZUNZUNEGUI SANTOS

17,50 €
IVA incluido
Editorial:
CATEDRA
Año de edición:
2010
Materia
Biografias actores directores
ISBN:
978-84-376-2725-0
Páginas:
424
Encuadernación:
Rústica
Colección:
SIGNO E IMAGEN / CINEASTAS

Disponibilidad:

  • LIBRERÍAS PICASSO - ALMERÍADisponible en 1 semana
  • LIBRERÍAS PICASSO - GRANADADisponible en 1 semana
17,50 €
IVA incluido
Añadir a favoritos

Presentación; Inventario provisional: «Las cosas que hemos visto»; Los trabajos y los días (Biofilmografía); Retrato del artista como prestidigitador («Fraude», 1973); Acuerdos y desacuerdos (Hollywood I: «Ciudadano Kane», 1941; «El cuarto mandamiento», 1942); La obra en negro (Hollywood II: «The Stranger», 1946; «La dama de Shanghai», 1947; «Sed de mal», 1958); Reconstruyendo a Shakespeare («Macbeth», 1948; «Otelo», 1952; «Filming Othello», 1978; «Campanadas a medianoche», 1965); Máscaras del poder («Mr. Arkadin», 1954; «El proceso», 1962; «Una historia inmortal», 1968); La invención de la televisión; Pecios y naufragios; La palabra de Orson Welles; Apéndice I: Emisiones radiofónicas del Mercury Theatre on the Air; Apéndice II: La obra televisiva de Orson Welles; Apéndice III: Alrededor de Orson Welles y su obra: materiales audiovisuales; Apéndice IV: Orson Welles en DVD; Bibliografía.

Dos grandes interpretaciones suelen manejarse para expli­car la peculiar carrera cinematográfica de Orson Welles (1915-1985): una, la que lo presenta como un ar­tista incomprendido y genial, víctima propiciatoria de un sistema incapaz de albergar a cualquiera cuyas ideas excedan de los rígidos límites marcados por las convenciones instituidas por los estudios de Hollywood; otra, la que subraya su carácter de irresponsable cultivador de aventuras cinematográficas imposibles. Una adecuada comprensión de la obra de Welles (lo mismo la acabada que la inacabada, que son las dos caras de un Jano bi­fronte y a las que este volumen dedica la necesaria atención) requiere no sólo tener en cuenta la relación complementaria que se establece entre ambas dimensiones de su trabajo, sino reconocer que Welles pertenecía a una raza de artistas melancólicos para los que el inacabamien­to forma parte inseparable de su dimensión creativa.

Artículos relacionados