IGLESIA Y LA CIENCIA LA

IGLESIA Y LA CIENCIA LA

HISTORIA DE UN MALENTENDIDO

MINOIS GEORGES

60,00 €
IVA incluido
Editorial:
AKAL
Año de edición:
2016
Materia
Historia de la ciencia
ISBN:
978-84-460-3270-0
Páginas:
1362
Encuadernación:
Tela
Colección:
ANVERSO

Disponibilidad:

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60,00 €
IVA incluido
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TOMO PRIMERO
DE SAN AGUSTÍN A GALILEO


Introducción al tomo primero

PRIMERA PARTE
TIEMPO DE RECELOS
(SIGLOS I A V)


I. LA IGLESIA PRIMITIVA Y LA CIENCIA GRECORROMANA

El Antiguo Testamento: un planteamiento favorable a la ciencia pero un contenido científico rudimentario El núcleo del problema: ¿es la Biblia un libro científico? San Pablo y la ciencia La ciencia griega: un pensamiento de carácter religioso Pitágoras y Empédocles Demócrito, Epicuro y los átomos El estoicismo Sócrates y Platón Aristóteles La Tierra: ¿está inmóvil o se halla en movimiento? ¿Un mundo divino o un mundo desacralizado? Geografía y alquimia Las ciencias del hombre Una ciencia de índole especulativa

II. LOS TITUBEOS DE LA IGLESIA ANTE EL FRUTO PROHIBIDO

El atolladero de una fe aislada de la cultura La necesidad de convencer a las élites Los cristianos y las enseñanzas paganas La Escuela de Alejandría como institución abierta a la cultura pagana Clemente de Alejandría y la exégesis alegórica Orígenes: la ciencia al servicio de la exégesis La ambigua posición de Orígenes en la iglesia ¿Eliminó la Iglesia a la ciencia antigua?

III. LOS PADRES DE LA IGLESIA: LA CIENCIA COMO MAL INEVITABLE

Continúan los titubeos (de mediados del siglo III a mediados del siglo IV) El edicto de Juliano (año 362) y sus consecuencias Basilio de Cesarea y Gregorio de Nisa: la cuestión de la razón y de la fe San Jerónimo: ¿un dictamen favorable a la ciencia o adverso a ella? La fe ha de saber separar el grano de la paja en las distintas doctrinas científicas: el malentendido adquiere una mayor precisión San Agustín Los cristianos que, en nombre de la Biblia, dan en sostener como válidos ciertos errores científicos desacreditan la palabra de dios La ciencia resulta indispensable para la comprensión de las Escrituras Límites y peligros de la ciencia


SEGUNDA PARTE
LA IGLESIA ADOPTA LA CIENCIA
(SIGLOS VI A XIII)


IV. LA GRAN ESPERANZA DE ALCANZAR UNA SÍNTESIS

¿Cabe considerar responsable a la Iglesia del estancamiento científico de la Edad Media? Los terciadores: Boecio y Casiodoro La ciencia monástica: Beda el Venerable y sus sucesores La yuxtaposición de la ciencia y de la fe en Isidoro de Sevilla La ciencia se encuentra en los libros y no en la naturaleza Juan Escoto Eriúgena: sin ciencia no hay teología posible: la Iglesia pierde una oportunidad La Iglesia bizantina y la ciencia La sed de ciencia de la Iglesia del siglo X Gerberto, papa del año mil, consagra los esponsales de la Iglesia y la ciencia

V. LA ALIANZA ENTRE LA FE Y LA CIENCIA

La recuperación de la ciencia antigua por mediación de los eruditos árabes Los traductores ingleses: Adelardo de Bath y Daniel de Morley, o la ciencia como aliada de la fe Los intercambios culturales del sur de Italia Balance final de las traducciones: la Iglesia frente a la ciencia greco-árabe La dialéctica, nueva arma de la razón La Iglesia llega a la conclusión de que es necesario mantener a la ciencia bajo vigilancia El matrimonio logrado: la escuela de Chartres Guillermo de Conches (1080-1154) Los demás miembros de la escuela de Chartres La corriente anticientífica presente en el seno de la Iglesia San Bernardo y la ciencia La Iglesia y la medicina

VI. LA IGLESIA Y LA FÍSICA DE ARISTÓTELES

Las nuevas condiciones intelectuales Las primeras condenas de la ciencia aristotélica Los teólogos se enfrentan a Aristóteles Los partidarios de Aristóteles La gran condena del año 1277: se dictamina que la fe es la que ha de establecer la verdad científica Raimundo Lulio y la superioridad de la fe sobre la ciencia Las enciclopedias: la ciencia queda subordinada a la fe La astronomía: Ptolomeo vence a Aristóteles La fe como elemento impulsor de las investigaciones científicas La teología entendida como ciencia Roberto Grosseteste, un teólogo de la ciencia Rogerio Bacon Alberto Magno Tomás de Aquino


TERCERA PARTE
DE LA TOLERANCIA A LA RUPTURA
(DEL SIGLO XIV A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVII)


VII. LA SEPARACIÓN ENTRE LA FE Y LA RAZÓN O LA ÉPOCA DE LAS HIPÓTESIS

Juan Duns Escoto Guillermo de Occam y la crítica del conocimiento científico Primeras condenas de la ciencia de los nominalistas. Aristóteles se convierte en el sabio oficial de la iglesia La condena de las hipótesis de Nicolás de Autrecourt La separación entre la ciencia y la técnica viene a favorecer a los defensores de las tesis aristotélicas El universo mecanicista de Juan Buridán En el siglo XIV, los movimientos de la Tierra plantean un gran número de problemas Nicolás de Oresme, precursor de Copérnico Oxford o el sueño de una religión matemática Aristóteles como inamovible eje central de todos los debates

VIII. LA IGLESIA DEL RENACIMIENTO Y LA AUDACIA CIENTÍFICA

Los últimos combates de Aristóteles La ciencia queda sometida a diversas formas de bloqueo religioso La religión y la medicina El ocultismo y el platonismo bloquean igualmente el avance de la ciencia Los primeros atisbos de la emancipación de la ciencia El período de los papas favorables a la ciencia (1447-1555) Prosigue la prolongada tolerancia de los papas frente a las hipótesis más audaces La Iglesia y la imprenta Nicolás de Cusa, un cardenal con intuiciones semejantes a las de Einstein Copérnico: la Tierra gira con las bendiciones de la Iglesia Los viajes de los descubridores, o el inicio de la colaboración forzosa entre la teología y la ciencia

IX. LA CONTRARREFORMA Y LA RECUPERACIÓN DE UN FÉRREO CONTROL SOBRE LAS CIENCIAS

La condena de Giordano Bruno como símbolo de la nueva actitud que ha decidido mantener la Iglesia El endurecimiento de la actitud de la Iglesia: Paulo IV El dogma de la Eucaristía y la teoría de los átomos La ambigua posición de los jesuitas La Compañía de Jesús y el aristotelismo La ambigüedad que habrá de presidir la actividad científica de los jesuitas en China La represión de las nuevas hipótesis La ciencia abandona la Iglesia

X. GALILEO, LA IGLESIA Y LA CIENCIA MODERNA: LA GRAN RUPTURA DEL SIGLO XVII

Los primeros pasos del «asunto Galileo»: la condena del sistema de Copérnico (año 1616) Año 1623, fecha de publicación de «Il Saggiatore» o Galileo contra los jesuitas Lo que se dirime en el año 1623: ¿Copérnico o los átomos? La Iglesia, Galileo, la Biblia y la ciencia La progresiva ocultación del juicio contra Galileo celebrado en el año 1633 La figura de Galileo en la apologética cristiana de los siglos XIX y XX Las secuelas del caso Galileo y sus repercusiones en Renato Descartes, Pedro Gassendi, Blas Pascal y Marino Mersenne

Conclusión al tomo primero

TOMO SEGUNDO
DE GALILEO A JUAN PABLO II


Introducción al tomo segundo


CUARTA PARTE
LAS PRIMERAS ESCARAMUZAS
(SIGLOS XVII Y XVIII)


XI. LA CIENCIA MECANICISTA ENTENDIDA COMO UN CASO DE CONCIENCIA EN LA IGLESIA DEL SIGLO xvii

La reforma católica y la ciencia La ciencia mecanicista y la Iglesia Las condenas en los ámbitos de la astronomía y la física La evolución de la biología y antropología Los efectos del ejercicio del control eclesiástico en los países católicos: surge la división Los oratorianos, los jansenistas y la ciencia La ciencia como problema de conciencia: el caso de los académicos ¿Descartes o la sotana? La fascinación que la ciencia viene a ejercer sobre los miembros del clero Descartes: ¿hacia una renovada síntesis entre la ciencia y la fe? La Iglesia rechaza la solución cartesiana Marino Mersenne o el fracaso de una nueva alianza entre la iglesia y la ciencia mecanicista La tensión entre la fe y la ciencia como causa del desgarro pascaliano

XII. LA INFLEXIÓN VIVIDA ENTRE LOS AÑOS 1680 Y 1720: EL RECHAZO DE LA CRÍTICA BÍBLICA Y EL EMPUJE DE LA CIENCIA PROTESTANTE

El problema bíblico Richard Simon y la crítica bíblica Bossuet se erige en adversario de la exégesis científica Bossuet o el aislacionismo de la Iglesia El dinamismo científico del mundo protestante La doble faceta de Newton como teólogo y científico Los elementos físico-teológicos que se oponen a la gravitación El protestantismo y la ciencia: ¿qué explicación puede tener el hecho de que su conciliación resultara aparentemente sencilla? Los protestantes como raíz y origen del deísmo: John Locke, John Toland, Pierre Bayle, Anthony Collins y Matthew Tindal La generalización de la duda como póstumo triunfo de Descartes


XIII. LA AMBIGUA ILUSTRACIÓN DEL SIGLO XVIII, O LA TITUBEANTE REALIDAD DE UNA IGLESIA ENFRENTADA A UNA CIENCIA INSEGURA

El cuestionamiento del valor intrínseco del conocimiento humano: la Iglesia defiende el poder de la razón La Iglesia vista con los ojos de Descartes y Newton Las apologías del cristianismo que habrá de realizar la ciencia hasta el año 1750 y las incertidumbres en que se verá sumida la investigación científica Los nuevos descubrimientos posteriores al año 1750 vuelven a poner a la Iglesia a la defensiva Dos asuntos un tanto equívocos: los casos de la Enciclopedia y de Georges-Louis Leclerc Buffon La iglesia y la geología La Iglesia y el transformismo El bloqueo de la crítica bíblica La ambigüedad de las relaciones entre la Iglesia y la medicina Los intereses científicos de los clérigos El papel del clero en la Real Academia de las ciencias de parís La enseñanza científica en los colegios religiosos: logros y límites Benedicto XIV y Clemente XIV como protectores de las ciencias


QUINTA PARTE
LA GUERRA
(DE FINALES DEL SIGLO XIX A PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX)


XIV. LA IGLESIA DECLARA LA GUERRA A LA «FALSA CIENCIA» (AÑOS 1800 A 1860)

La reacción antiliberal y anticientífica de Roma La ciencia queda proscrita de los seminarios eclesiásticos. El ejemplo de Renan Monseñor Frayssinous y su enfrentamiento con la ciencia La apologética anticientífica y la ciencia positiva Los intentos de conciliación La Iglesia y la medicina: historia de unas relaciones tensas La Biblia y la ciencia Los comienzos del pontificado de Pío IX (1846-1860)

XV. LA ABORTADA TENTATIVA DE UNA CIENCIA CATÓLICA (AÑOS 1860 A 1900)

Charles Darwin, o el surgimiento de una grave amenaza para los fundamentos bíblicos de la fe cristiana Las reacciones de la Iglesia frente al darvinismo El movimiento anticientífico organizado en el seno de la Iglesia a lo largo de la década de 1860 La apologética cristiana El concilio Vaticano I y los problemas de la fe y de la razón (1870) La continuación del conflicto durante el pontificado de León XIII La ciencia católica: Monseñor dHulst y los congresos científicos católicos (años 1888 a 1900) El agotamiento del cientificismo

XVI. MODERNISMO E INTEGRISMO (DE FINES DEL SIGLO XIX AL AÑO 1914)

La inexistencia de la crítica bíblica Los primeros pasos del abate Loisy La encíclica Providentissimus de 1893 y el modernismo Pío X y su entorno La encíclica Pascendi dominici gregis del año 1907 El integrismo (años 1909 a 1914) Un balance de la contienda entre la Iglesia y la ciencia. La ciencia como elemento masculino y la Iglesia como factor femenino, de acuerdo con Sigmund Freud Las conferencias que Monseñor Gibier habrá de dirigir al público masculino Un ligero acercamiento a la medicina

XVII. LA IGLESIA Y LA CIENCIA EN LA PRENSA CLERICAL: EL SEMANARIO LAMI DU CLERGÉ ENTRE LOS AÑOS 1900 Y 1930

La sed de conocimientos científicos que acucia al clero El semanario LAmi, el sexo y la medicina Darwin y las inquietudes del clero El clero, la prehistoria y la exégesis Las fuerzas infernales y los fenómenos sobrenaturales Las relaciones entre la fe y la ciencia analizadas desde el punto de vista del semanario LAmi du clergé LAmi du clergé y las novedades de técnicas


SEXTA PARTE
¿ES EL DIÁLOGO LO QUE SE PERFILA EN EL HORIZONTE?
(DE PÍO XI A JUAN PABLO II)


XVIII. DE BENEDICTO XV A PÍO XII: UN PERÍODO PRESIDIDO POR UNA PRUDENTE TRANSFORMACIÓN

Pío XI como promotor de la ciencia católica (años 1922 a 1939) La evolución que el mundo científico ha ido experimentando en relación con la Iglesia Einstein: «Dios no juega a los dados» La evolución de la filosofía de la ciencia El inmovilismo de la exégesis oficial La encíclica Humani generis (publicada el día 12 de agosto de 1950) Teilhard de Chardin: una visión teológica a la altura de la ciencia moderna Pío XII: se proclama la grandeza de las ciencias, pero señalando que no deben causar el menor menoscabo a la teología


XIX. DE JUAN XXIII A JUAN PABLO II: ¿UN TIEMPO PARA LA APERTURA?

El concilio Vaticano II (años 1962 a 1965): «pensar es fundamentalmente un deber» Las claras y extremas muestras de prudencia de Paulo VI respecto de la ciencia El regreso del inmovilismo (años 1963 a 1978) Juan Pablo II: el rigor moral y la tecnología «Yo estoy con los hombres de ciencia» (Juan Pablo II, 1979) Los llamamientos de Juan Pablo II a la iniciación de un «diálogo dinámico»: el discurso de colonia (1980) y la carta pastoral del año 1988


XX. EL MOMENTO DE LOS GRANDES DEBATES

La Iglesia y la ciencia, pero, ¿qué Iglesia? Un difícil diálogo: la década de 1960
La verdad religiosa y la verdad científica La Iglesia y la bioética La ciencia y el pecado original La tentación concordista La ciencia y la gnosis Las divisiones que muestra el mundo científico respecto de la Iglesia

Conclusión al tomo segundo


Cronología
Notas
Índice de nombres
Tabla de figuras

Tras un largo periodo de desconfianza debido al origen pagano de la ciencia, a partir de san Agustín la Iglesia acaba por adoptar la ciencia como rama auxiliar de la teología, asumiendo esta, de hecho, una cosmovisión y una razón de ser impuesta por los teólogos. Las tentativas medievales de construir una ciencia independiente no sobreviven a los censores y los grandes visionarios de los siglos XV y XVI, tolerados en algún momento, son víctimas de la reacción postridentina. Sólo las matemáticas, por su carácter de pensamiento abstracto, continúan su camino al margen de todo esto, hasta que finalmente también les tocó su turno, pues en ellas se apoyaron Copérnico y la ciencia mecanicista para decir que la Tierra gira sobre sí misma.
La actitud de la Iglesia hacia la ciencia sigue siendo aún hoy objeto de numerosas controversias. Desde san Pablo, entre las dos vías de acceso a la verdad –la revelación y la ciencia–, la síntesis de ambas se ha intentado en alguna ocasión, pero sin llegar a realizarse nunca.
En el siglo XVII, nació la ciencia moderna como tal. Galileo, su principal iniciador, reivindicó la autonomía de la ciencia para descifrar el libro de la naturaleza. Su condena, en 1633, por el tribunal del Santo Oficio es el punto de partida del gran malentendido entre la Iglesia y la ciencia. El fantasma de Galileo va a habitar la conciencia católica durante tres siglos y medio: hasta 1982 Juan Pablo II no expresó el arrepentimiento de la Iglesia a propósito de este asunto.
Tres siglos y medio durante los cuales la Iglesia ha ido perdiendo poco a poco todo control sobre la evolución de las ciencias, al rechazar adaptarse a las nuevas teorías. Después de haber censurado los movimientos de la Tierra, condenó la física mecanicista de Descartes, el atomismo, el darwinismo, los primeros resultados de la Geología y de la Prehistoria, que contradecían la cronología bíblica. La condena de la modernidad, en 1907, marcó el apogeo de su inmovilismo.
A principios del siglo XX, el debate se reinició tímidamente. Pío XII afirmó su simpatía hacia los hombres de ciencia. Pero los obstáculos subsistían, sobre todo a propósito del origen del hombre. Los métodos no han desaparecido, como ilustra el caso Teilhard de Chardin o las críticas relacionadas con los progresos de la genética o con la inseminación artificial.
Una crítica aguda y extremadamente erudita, con vocación de constituirse en referencia sobre tan polémico tema

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