MORIRE PERO MI MEMORIA SOBREVIVIRA

MORIRE PERO MI MEMORIA SOBREVIVIRA

UNA REFLEXION PERSONAL SOBRE EL SIDA

MANKELL HENNING

12,00 €
IVA incluido
Editorial:
TUSQUETS, EDITORES
Año de edición:
2008
Materia
Ensayo filosofico
ISBN:
978-84-8383-063-5
Páginas:
136
Encuadernación:
Rústica
Colección:
ENSAYO

Disponibilidad:

  • LIBRERÍAS PICASSO - ALMERÍADisponible en 1 semana
  • LIBRERÍAS PICASSO - GRANADADisponible en 1 semana
12,00 €
IVA incluido
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Henning Mankell es conocido en el mundo entero por ser el creador del inspector Kurt Wallander, protagonista de una de las series policiacas más leídas en los últimos años. Menos conocido es, en cambio, el amor que Mankell siente por Africa, adonde viajó por primera vez de joven y donde pasa varios meses al año. Africa, afirma, le ha convertido en una persona mejor. Moriré, pero mi memoria sobrevivirá es una muy personal reflexión sobre el devastador impacto de la epidemia del sida en ese continente. En parte crónica de viajes, en parte fábula real, Mankell nos lleva por algunos poblados de Uganda, en su mayoría habitados por niños y ancianos, los únicos que permanecen vivos. Nos habla del miedo de los occidentales al sida, pero sobre todo del terror y el dolor de los africanos afectados, faltos de recursos y fármacos. Y también nos habla de los pequeños ½libros de recuerdos+, escritos por enfermos de sida que quieren dejar un testimonio de sus vidas, para que sus hijos puedan recordarlos: unas palabras, una foto, una mariposa aplastada entre las páginas. Una imagen, en particular, acecha a Mankell a lo largo de su viaje: la de una niña llamada Aida, hija de una madre afectada, que, en medio de la muerte y el sufrimiento, planta un árbol de mango y lo cuida como si fuera un fragmento de vida que crecerá y que, tal vez, resista a esa terrible pandemia.

En parte crónica de viajes, en parte fábula real, Mankell nos lleva por algunos poblados de Uganda, en su mayoría habitados por niños y ancianos, los únicos que permanecen vivos. Nos habla del miedo de los occidentales al sida, pero sobre todo del terror y el dolor de los africanos afectados, faltos de recursos y fármacos. Y también nos habla de los pequeños «libros de recuerdos», escritos por enfermos de sida que quieren dejar un testimonio de sus vidas, para que sus hijos puedan recordarlos: unas palabras, una foto, una mariposa aplastada entre las páginas. Una imagen, en particular, acecha a Mankell a lo largo de su viaje: la de una niña llamada Aida, hija de una madre afectada, que, en medio de la muerte y el sufrimiento, planta un árbol de mango y lo cuida como si fuera un fragmento de vida que crecerá y que, tal vez, resista a esa terrible pandemia.

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