TÚ HAZ LA COMIDA QUE YO CUELGO LOS CUADROS

TÚ HAZ LA COMIDA QUE YO CUELGO LOS CUADROS

TRAMPAS Y TRAMPOSOS EN LA CULTURA DE LA DESIGUALDAD

LORENTE ACOSTA MIGUEL

14,96 €
IVA incluido
Editorial:
CRITICA
Año de edición:
2018
Materia
Ensayo psicologico
ISBN:
978-84-9199-002-4
Páginas:
288
Encuadernación:
Rústica
Colección:
ARES Y MARES

Disponibilidad:

  • LIBRERÍAS PICASSO - ALMERÍADisponible en 1 semana
  • LIBRERÍAS PICASSO - GRANADADisponible en 1 semana
14,96 €
IVA incluido
Añadir a favoritos

No es de extrañar que muchas mujeres jóvenes, y no tan jóvenes,  piensen que no viven en un mundo machista porque, gracias a la lucha de otras mujeres en el pasado, existe la igualdad de sexos en nuestra sociedad. Sin embargo, Miguel Lorente, médico forense y acreditado experto en violencia de género, nos explica que, aunque todavía no sean conscientes de ello, seguramente esas jóvenes ya se encuentran atrapadas en situaciones no igualitarias y seguirán encontrando palos en las ruedas a medida que traten de avanzar en sus carreras profesionales, y también en sus vidas privadas; del mismo modo que muchas de las mujeres de más edad que antes soñaron la libertad, no han podido salir de los espacios y estereotipos que las atraparon. En estos años hemos aprendido a identificar las consecuencias devariosfactores como la discriminación, losunosresultados más graves de la violencia o la desigualdad salarial; no obstante, no conocemos las trampas que la cultura tiene distribuidas por el terreno de la convivencia, para que todo transcurra de la forma prevista y dentro de los límites establecidos para hombres y mujeres. No hay inercia en el la lucha contra lo establecido, dejar de actuar significa retroceder. La situación nos muestra que queda mucho por hacer, no sólo en el abordaje de las manifestaciones de la desigualdad, sino, y sobre todo, en la transformación de las circunstancias que dan lugar a ellas. En Tú haz la comida, que yo cuelgo los cuadros, se muestran las trampas que esconde nuestro mundo, unas directrices aparentemente menos rígidas que antaño pero que tienen la misma finalidad de siempre: que nadie se salga del sistema establecido. Estos ardides, aunque ideados para controlar a mujeres, también están despertando el rechazo de algunos hombres que no quieren encajar en los roles tradicionales. Y es que, tal y como decía Simone de Beauvoir: «el problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres».

Artículos relacionados